jueves, 11 de septiembre de 2008


LA CORONA DE LATA

“Había una vez un pobre mendigo que no poseía nada. Sobrevivía haciendo malabares. Vestía pobremente y escondía su cabeza bajo un sombrero verdoso.

Era pobre, pero feliz. No deseaba nada y sabemos que, cuando no se desea nada, se termina siendo feliz. Un día, dando vueltas por la calle, vio en la cabeza de un chico una vieja corona de lata.

El mendigo se quedó con la boca abierta y pensó: ¡Que gozada sería poder desprenderme del sombrero verdoso y ponerme en la cabeza esa corona de lata!
Había nacido en su corazón un raro deseo, y con ello, ya no era feliz. Desde aquel día, el mendigo dejó de disfrutar. Soñaba con la corona de lata. Ambicionaba aquella corona y se volvió triste.

Entonces se le ocurrió una idea. Dedicaría sus malabares a aquel muchacho a cambio de aquella corona. Así lo hizo y lo consiguió. ¡Que bonita era! Ya podía ser más feliz…
Pero no fue así. La verdad es que, desde entonces llegó a desear las cosas más absurdas que te puedas imaginar... Por fin, comprendió que la Corona de Lata no era más que un capricho. Así que decidió devolvérsela al chico. Y cuando lo hizo, volvió a sentirse libre y feliz como lo era al principio.

Amigos y amigas, ¿Qué moraleja podemos sacar? Pues que hemos de contentarnos con lo que tenemos, sin ambicionar cosas especiales…Contentarnos con todo lo bueno que cada uno de nosotros tenemos para trabajar bien en nuestro trabajo y en casa. Que la Virgen nos ayude a ello. De manera especial hoy y siempre, vamos a rezarle para que ella nos proteja y acompañe, como Madre y como Maestra de vida interior.

No hay comentarios: