jueves, 20 de octubre de 2011

el perro y su mamá


EL PERRO Y SU MADRE

Buenos días, amigos. Después de este puente nos encontramos de nuevo aquí. Una semana y un mes de estreno para seguir formándonos como

personas. Vamos a empezar de una manera amable por ser lunes. Os ofrezco un relato en el que todo parecido con la realidad es pura coincidencia.

Un perro repetía constantemente a su hijo: “Como no te esfuerces por aprender

ahora, nunca vas a ser nada el día de mañana.”


Una vez ya no aguantó más y le replicó al padre: “Papá, tú me dices que aprenda mil cosas: a cazar, a andar por la ciudad respetando los semáforos, a acompañarte muchas veces, a dejarte solo otras… Y mil cosas que se piden a los humanos adultos. Pero nosotros, papá, somos perros y yo soy muy pequeño todavía”.

“No te pido la luna –contestó el padre-, sólo que sepas comportarte siempre bien y que hagas todo lo mejor que puedas”.

“Pues perdona, papá –replicó su hijo, envalentonándose-, pero tú no respetas los semáforos, te esfuerzas poco en la escuela de perros, te enfadas e insultas, dices groserías… Si eso lo haces ahora, ya de mayor, quería saber lo que serías de joven. Y ahora no te esfuerzas en educarme bien, con cariño y con sinceridad.”

El padre no pudo aguantar lo que él llamaba insolencia del hijo. Le dio un grito y lo mandó a la cama sin explicaciones.

La madre, después de un rato, se acercó al hijo para decirle: “Hijo, tienes razón en lo que dices pero no en la manera de decirlo. Tus padres debemos lograr –con los medios que sean- hacer de ti un buen perro. Y tú debes aprender a ser un buen perro y un buen hijo. Hasta es posible que no seamos muy buenos perros pero sí queremos que lo seas tú, porque eso es bueno. Y, queremos ser buenos padres para ti: que seas capaz de ser bueno y feliz aunque nosotros no vivamos o aunque nosotros no seamos ni buenos ni felices”.

El perro echó unas lagrimitas y dio un beso a su madre.

El ratoncito


El Ratoncito Optimista

Dos ratoncitos, uno optimista y otro pesimista, cayeron al mismo tiempo en dos vasijas que contenían leche. El ratoncito pesimista dice: "No puedo salir de este cacharro, porque las paredes son muy lisas. No puedo respirar en la leche, voy a asfixiarme, estoy perdido." Y, en efecto, se asfixia y muere.

El ratoncito optimista no sabe tampoco qué hacer; pero como es optimista trata de hacer algo y se agita en todos sentidos. Como se está moviendo continuamente, bate la leche con tanto vigor que ésta se transforma en mantequilla. El ratoncito entonces se sienta sobre la mantequilla y puede respirar libremente.

Esto prueba que quien posee un carácter optimista hace siempre algo, aun cuando no sepa qué hacer para salir en una situación difícil; pero sigue luchando y confiando en Dios y él es poderoso para hacernos "más que vencedores." Romanos 8:37
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Romanos 12:11: En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; Romanos 13:11
Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos.
Romanos 8:28.-
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.