martes, 11 de diciembre de 2007

La vacuna de la Navidad

A estas alturas y disfrutando del puente de la fiesta de la Inmaculada no es noticia decir que se acerca la Navidad. Nuestras calles se han llenado de luces y adornos, más o menos originales, nuestras interminables cenas de empresa las contamos a pares, nuestros escaparates, nuestras grandes superficies y grandes almacenes se han engalanado con los mejores artículos y productos típicos y la tele está llena de incansables anuncios que pretenden decirnos cómo vivir una auténtica Navidad.

Pero ante todo esto es necesario vacunarse contra cualquier engaño o confusión y tener bien claro que el gran protagonista de la Navidad no es ni don polvorón, ni don mazapán, ni doña colonia o don juguete, ni incluso el deseado don langostino.

Nuestro gran protagonista es Jesucristo, su nacimiento y su presencia entre nosotros. Y que nadie nos diga o nos venda otra cosa para estos días, por eso hay que ponerse un buen antivirus contra cualquier sucedáneo de la Navidad.

Hoy más que nunca hemos de recuperar el sentido cristiano de estas fechas y hemos de reivindicarlo desde la familia, también protagonista de estas fechas: reencuentro, oraciones, montaje del belén, campaña de Navidad, preocupación por los más pobres y los que están solos, cuidado de la liturgia, vida en la Parroquia.... Qué gran suerte poder disfrutar en estos días de la familia, de los de lejos y de los de cerca, teniendo presente a los que se marcharon a la Casa del Padre y de los que seguimos creciendo y viviendo una Navidad más año tras año, junto a los nuestros.

Las Navidades son del Niño Jesús, del Dios hecho hombre y apasionado por la vida y por cada uno de nosotros, nada edulcorado ni acaramelado, y de la familia, de la de sangre y de la de fe, y después que se apunten a la Navidad todos los que quieran. Hay que consumir Navidad en familia pero de la buena. Feliz vacunación.

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