martes, 11 de diciembre de 2007




¡Corre pequeño, corre!

Un niño corre descalzo, son las 3:00 de la mañana, mientras corre va llorando y al cielo le va pidiendo que su hermano no se muera pues la tos lo está matando…

En cada paso una piedra va lastimando e hiriendo los pies de este pobre niño, que por falta de sus padres, no sabe ni a donde ir, su padre murió borracho, su madre los olvidó

¡Sigue pequeño, no te detengas!

Le dice una voz que apenas se escucha, por el silbido del viento que le va golpeando el rostro, el frío es insoportable sus dientes van rechinando y sus labios van sangrando ¡Que pesar y que dolor!

Mis lágrimas van cayendo mientras nuestro niño avanza, faltan tan solo dos horas, de las dos ya recorridas tiene que llegar al pueblo y esperar que por piedad el médico lo acompañé hasta la sierra mas alta a curar a su hermanito que lento se está muriendo…

¡Corre pequeño, corre!

Vuelve a susurrar la voz, sus piecitos van temblando y la sangre se hace lodo con el polvo del camino, el aire se le hace poco, pero el temor no lo ha vencido pues ha llegado a la casa del médico que buscaba, el hombre sale corriendo y el pequeño queda atrás el cansancio ya es bastante…

Pero no va a detenerse, logra alcanzar al doctor quien lo ha tomado en brazos y con él sigue corriendo, esperando que el creador le permita ver con vida al huérfano que está enfermo…

¡Pobre niño!

¿Quién te consolará?... ¿quién secará tus lágrimas cuando la noticia veas?

Tu hermanito se ha marchado a donde no habrá ya mas frío, pero está muy orgulloso de saber que tú lo quieres, de saber que tu vida has puesto, por amor a la de él…

Murieron los dos pequeños a causa de la maldad, el alcohol mató a su padre, el dolor se llevó a su madre, no podían seguir sufriendo.

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