miércoles, 22 de agosto de 2007


LA EDUCACIÓN EN POSITIVO


El objetivo final en la educación de un niño consiste en que termine por encauzar su vida por sí mismo. Una buena estrategia para conseguirlo, consiste en reforzar las buenas actitudes, es decir, alabar la parte positiva del comportamiento del niño en vez de recriminarle todo el día sus malas acciones.

Los niños necesitan saber que nosotros, tanto padres como profesores, estamos satisfechos con ellos. Es su gran triunfo y recompensa.

Con esta actitud conseguiremos que el niño por ejemplo sea generoso, en vez de estar recalcándole todo el día lo “egoísta” que es. Si alabamos a un niño cuando hace bien las cosas, se sentirá estimulado para continuar su buen comportamiento, se sentirá feliz y lleno de satisfacción. Si el niño nota que sus padres y/o profesores están contentos cuando obedece, en su subconsciente rechazará la actitud de la desobediencia.

Es preferible emplear más tiempo en alabar los buenos comportamientos en los niños que castigar sus malas acciones.

Pero, ¿qué podemos hacer nosotros, padres y profesores para contribuir a mejorar el comportamiento y actitud de nuestros niños?. Adoptar actitudes positivas, por ejemplo:

  • Sonreírles a menudo y contagiarles nuestro buen humor. Para ello dejaremos el cansancio acumulado o nuestros problemas fuera de la clase o de casa.
    Procurar ver el aspecto positivo de las cosas.

  • Cuando no podamos más contar hasta diez.

  • No ver problemas donde no los hay.

  • Ir por delante de ellos dándoles ejemplo. No podemos exigir a un niño que haga lo que nosotros no somos capaces de hacer.

  • Explicarles las cosas en el momento oportuno.

  • No caer en la tentación de pensar que los niños son demasiado pequeños para entender las cosas. Ellos entienden más de lo que imaginamos. A los niños hay que enseñarles a escuchar.

  • Sin amenazarles, ya que no siempre cumplimos esas amenazas. Los niños no nos tomarán en serio y perderemos toda credibilidad.


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