Cuenta una Historia que
una vez, un poblador de cierto pueblo salio en su barquito partiendo con todas
sus pertenencias y todo su sustento hacia otro pueblo donde lo esperaba su
nueva casa. Era un dia gris, nublado y una pequeña llovizna caía sobre aquel
río.
De repente comenzó a levantarse un viento tremendo y
las aguas se movían fuertemente hasta q en un momento el barquito se
rasgo en el piso y el agua comenzó a entrar y a hundir el pequeño barco, el
hombre se desespero y comenzó a gritar hasta que por el lugar pasó un
gran barco, donde se trabajaba duro en la pesca y un hombre,
el capitán del barco extendió su mano para tomar al
poblador y salvar su vida. Pero el hombre dijo “Señor salva mis cosas también,
tengo mucho dinero, comida y ropas que son de valor” y el capitán le dijo, deja
todo y salva tu vida, de no ser así la perderás…
El hombre testarudo dijo “No Señor, déjame que ya
pasará otro barco y seguro me salvara junto con mis cosas” Entonces el Capitan
de aquel barco dejo al poblador y siguió su camino.
El barquito a las pocas horas se hundió junto con el poblador y
toda su pertenencia.
Cuantas son las personas
que pasan por momentos muy difíciles en la vida y cuando Dios extiende su mano,
ellas siguen aferradas alas cosas materiales y no acuden a la mano que Dios le
extiende? este es un gran ejemplo de lo que pasará en su vida si se resiste a
la ayuda de Dios, su barquito con el tiempo se hundirá junto con usted y todo
lo que tiene. No se aferre a las cosas materiales, porque bien dijo Jesús. “El
cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” (Mateo 24:35)
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