RECETA PARA UN MATRIMONIO FELIZ
Ponga a cocinar a fuego vivo
un trozo de amor. El agua de ilusiones
y esperanzas que le den más sabor.
Cuando ésta se evapora,
se le agregan cien gramos de pasión,
un miligramo apenas de locura,
dulzura y alegría a discreción.
Y cuando se disipe la fragancia de este
primer hervor, añádase complacencia
y especias de paciencia y buen humor.
Cuézase a fuego lento;
en un litro de agua y comprensión
(no poner vinagre al condimento).
Y agregarle una pizca de perdón.
Y se tendrá por fin, ya sazonado,
con un poco de sal espiritual
un plato bien servido y presentado
del menú conyugal.
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